Es más que frecuente que un trabajador se dirija al empresario para manifestarle su  intención de dejar la empresa por cuestiones personales o profesionales, pero, claro está, sin ninguna intención de pedir la baja voluntaria pues ello le impediría cobrar la prestación por desempleo.

Qué es lo que se debe valorar cuándo la voluntad del trabajador es irse de la empresa pero pretende forzar a la misma a que la despida??

Pues, como en todas las decisiones, deberemos ser conocedores de los graves riesgos económicos que toda conducta fraudulenta supone, pues no podemos olvidar que la connivencia con el productor para obtener ilícitamente prestaciones públicas es una conducta sancionable por los órganos inspectores.  Además, como es una conducta que, podemos decir sin ambages,  “se ha puesto de moda”, y que perjudica a nuestras ya  casi prácticamente vacías  arcas públicas,  está en el ojo acechador de nuestra Administración que nos espía sin tregua, indagando  sigilosamente, y sin dejar huella alguna, bajo las cartas de despido cortas o estereotipadas, los documentos que no justifican el pago de la indemnización,  ceses próximos a la jubilación, bajas de trabajadores con cierta antigüedad no  indemnizadas ni impugnadas…..en fin que, mal que nos pese,  estamos sometidos de modo permanente a una continua vigilancia  de las actuaciones empresariales cada vez que un trabajador de nuestra plantilla trata de cobrar el paro.

También en estos derroteros… prevenir es mejor que curar….